Los aerosoles son pequeñas partículas que emitimos cuando cantamos, gritamos o hablamos. No se ven, pero salen de la boca y se mueven en el aire, similar al humo del cigarrillo.
En línea con varias investigaciones internacionales que estudian la forma de contagio en distintos ámbitos, tres expertos consultados por Clarín coincidieron en que la principal vía de proliferación del coronavirus es por inhalación de aerosoles, algo que muy poca gente sabe, en parte porque no se informa en las escuetas campañas de comunicación de las jurisdicciones.
La mayor concentración de aerosoles se produce frente a la persona que exhala o habla, y disminuye con la distancia a la fuente. La distancia es central. En espacios cerrados, los aerosoles se dispersan por todo el lugar y se acumulan, si están mal ventilados.
No hay un cierto tiempo o distancia que evite o produzca los contagios. Se puede estar dos minutos y contagiase o una hora y no contagiarse. En espacios abiertos, influyen el viento, la radiación solar, la humedad y el estadio de la persona infectada, su carga viral. Y hay cosas que no terminamos de entender. Por ejemplo, “que la expulsión de aerosoles pareciera ser muy diferente entre las personas. Hay un experimento hecho en un aula con 3.000 individuos en el que se vio que 15 de los que más expulsaban generaban el 85% de los aerosoles totales. En síntesis, no queda otra que actuar como si todo el mundo estuviera infectado”.
¿Cómo bajar el riesgo? En los ambientes cerrados, buen uso de barbijo -bien ajustado a la cara y con doble tela-, lo que en inglés se llama source control, y reducir el número de personas en el lugar».
Se suma la recomendación para una adecuada ventilación: la renovación del aire debe ser permanente y hay quienes la cuantifican en al menos seis veces por hora.
Una herramienta que se impulsa en Argentina es el uso de sensores de dióxido de carbono (CO2) en las aulas escolares y otros espacios que podrían ser foco de brotes de Covid. Se trata de una idea del físico Jorge Aliaga, secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham, quien lidera un proyecto en esa localidad para el uso de estos detectores en escuelas.
Fuente: Clarin.com