El papel de la higiene ambiental en la prevención de la resistencia a los antimicrobianos
Uno de los fundamentos de la higiene ambiental dentro de los centros de atención médica es la implementación rigurosa de procedimientos de limpieza de superficies, protocolos de desinfección y prácticas de higiene de manos.
Las superficies con alta frecuencia de contacto, como pomos de puertas, barandillas de camas y equipos médicos, pueden albergar microorganismos patógenos. El cumplimiento constante de las prácticas de higiene de manos y los procedimientos meticulosos de desinfección utilizando agentes antimicrobianos eficaces es fundamental para prevenir la supervivencia y transmisión de cepas microbianas resistentes. El papel de la higiene ambiental en la mitigación de las infecciones microbianas va más allá de salvaguardar el bienestar del paciente; también abarca proporcionar un entorno de curación seguro que facilite la ejecución eficaz de las funciones del personal médico. Reconocer los desafíos asociados con abordar la resistencia a los antimicrobianos es crucial para los líderes de atención médica.
El departamento de servicios ambientales de los hospitales ha experimentado un cambio de paradigma transformador hacia un enfoque de limpieza y desinfección con base científica. Esta transformación está diseñada específicamente para abordar los desafíos que presentan las cepas microbianas emergentes, que contribuyen a la incidencia de infecciones nosocomiales. Para esta progresión es fundamental la integración de tecnología de última generación para mejorar la eficacia general de los procesos de limpieza y la desactivación de patógenos potencialmente peligrosos. Las herramientas avanzadas, incluidas las luces ultravioleta, los dispositivos pulverizadores electrostáticos y los desinfectantes esporicidas, pueden ayudar a minimizar la carga biológica en el entorno sanitario.
La resistencia a los antimicrobianos (RAM) representa una amenaza significativa para la salud pública mundial, lo que genera un aumento de la morbilidad, la mortalidad y los costos de atención médica. En la batalla contra la resistencia a los antimicrobianos, la higiene ambiental emerge como un actor crucial, particularmente en entornos hospitalarios donde el riesgo de infecciones es mayor. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la RAM bacteriana fue directamente responsable de 1,27 millones de muertes en todo el mundo en 2019 y contribuyó a 4,95 millones de muertes”. Además, señaló la OMS, “el Banco Mundial estima que la resistencia a los antimicrobianos podría generar un billón de dólares adicionales en costos de atención médica para 2050”. 1
Tipos primarios de microorganismos
La RAM surge cuando bacterias, virus, hongos y parásitos resisten los efectos de los medicamentos antimicrobianos. Esta resistencia hace que los antibióticos y otros fármacos antimicrobianos sean ineficaces, lo que hace que las infecciones sean difíciles o imposibles de tratar. En consecuencia, existe un riesgo elevado de transmisión de enfermedades, enfermedades graves, discapacidad y mortalidad.
La OMS ha declarado la resistencia a los antimicrobianos como una crisis de salud mundial, enfatizando la necesidad urgente de estrategias integrales para frenar su escalada. 1 La mitigación de las infecciones mediante una descontaminación exhaustiva de las superficies ambientales reduce la necesidad de recurrir al uso de antibióticos y otros antimicrobianos contra las infecciones asociadas a la atención sanitaria. La disminución de la dependencia de los antimicrobianos adquiere una importancia capital en el esfuerzo mundial por abordar el creciente problema de la resistencia a los antimicrobianos, un creciente problema de salud pública.2 Según un artículo publicado en el American Journal of Infection Control que resume un evento de la Asamblea General de las Naciones Unidas, “los estudios han “Las intervenciones de PCI [prevención y control de infecciones] pueden lograr una reducción significativa (35%-70%) en las tasas de infecciones asociadas a la atención médica, independientemente del nivel de ingresos de un país”. 2
Los entornos hospitalarios como caldo de cultivo
Los hospitales plantean un desafío distintivo para combatir la resistencia a los antimicrobianos. La afluencia constante de pacientes, una variedad de patógenos, el uso generalizado de antibióticos y el uso incorrecto de desinfectantes pueden crear un entorno propicio para el desarrollo y la propagación de microbios resistentes a los medicamentos.
Durante la convalecencia en entornos sanitarios, los pacientes excretan microorganismos, que se depositan en diversas superficies. Posteriormente, el personal sanitario o los visitantes pueden entrar en contacto con estas superficies contaminadas. Tras la transmisión a nuevos huéspedes, los patógenos pueden provocar infecciones, lo que lleva a la prescripción de antimicrobianos adaptados al agente infeccioso específico. En consecuencia, los mecanismos de resistencia intrínsecos y adquiridos surgen como subproductos de intervenciones terapéuticas específicas, particularmente en casos que involucran infecciones bacterianas. Este fenómeno cíclico perpetúa la evolución y el aumento continuos de la resistencia a los antimicrobianos.
Prácticas de higiene de manos
Los profesionales de la salud, como posibles portadores de microbios resistentes, pueden contribuir involuntariamente a la diseminación de la resistencia a los antimicrobianos. El personal de atención médica desempeña un papel crucial a la hora de minimizar la contaminación cruzada entre pacientes mediante la implementación de medidas para reducir o eliminar el riesgo de transferencia patógena. Esto implica seleccionar jabones apropiados para el lavado de manos y desinfectantes para manos a base de alcohol (ABHR, por sus siglas en inglés) diseñados para reducir o eliminar el recuento de colonias en las manos e impedir la transferencia de microbios resistentes de las superficies y de los pacientes infectados. Estas medidas preventivas son esenciales para evitar nuevas infecciones y, en consecuencia, mitigar la necesidad de tratamientos antimicrobianos adicionales.
Un ABHR con un contenido mínimo de alcohol del 60% ha demostrado ser eficaz para reducir el recuento de bacterias en las manos. Sin embargo, varios factores pueden influir en su eficacia, incluido el tiempo de contacto, el volumen de aplicación y la cantidad de suciedad en las manos. Aunque los desinfectantes para manos a base de alcohol pueden carecer de una acción antimicrobiana continua debido a su volatilidad, sigue siendo crucial utilizar consistentemente un ABHR antes de realizar tareas críticas de atención al paciente.
Además, el lavado de manos es muy eficaz para eliminar una parte importante de los microorganismos transitorios. Aunque lavarse las manos con agua y jabón puede no exterminar activamente los microorganismos, sí disminuye la cantidad de patógenos en las manos. A través de un drenaje adecuado (y evitando salpicaduras), los patógenos pueden eliminarse eficientemente de las manos y dirigirse a los sistemas de alcantarillado, donde las leyes de la termodinámica gobiernan su destino.
Se recomienda precaución al utilizar productos para la higiene de manos sin considerar su contenido, particularmente considerando las crecientes preocupaciones sobre investigaciones no concluyentes relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos y el uso prolongado de dichos productos. 3
Químicas de limpieza/desinfección
En la lucha actual contra la resistencia a los antimicrobianos, nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de utilizar los limpiadores y desinfectantes adecuados. Es fundamental ejercer discernimiento al utilizar agentes antimicrobianos. La cuidadosa selección de productos de limpieza y desinfectantes adecuados es esencial para interrumpir este ciclo de resistencia a los antimicrobianos. 4
Un ejemplo de tal desafío es una matriz de exopolisacáridos, que dificulta la penetración de ciertos antimicrobianos cuando se trata de biopelículas. La capacidad de las bacterias para resistir la desecación añade una capa de complejidad, lo que les permite persistir y causar infecciones. Para abordar algunos de estos desafíos, ciertos fabricantes de desinfectantes han adoptado el uso de peróxido de hidrógeno acelerado, una formulación exclusiva de peróxido de hidrógeno diseñada para aumentar su eficacia antimicrobiana.
El cuerpo genera naturalmente peróxido de hidrógeno como subproducto para iniciar una respuesta inmune cuando se enfrenta a una infección. Esta síntesis se eleva en el sitio de la infección en respuesta a factores estresantes, lo que sirve para enfrentar y contrarrestar los patógenos invasores. 5 Este enfoque avanzado, que ha demostrado ser eficaz contra bacterias, levaduras, hongos, virus y esporas bacterianas,6 tiene como objetivo superar los problemas asociados con la penetración limitada causada por la matriz de exopolisacáridos, proporcionando una solución eficaz para mejorar la actividad antimicrobiana contra las biopelículas. .
Seleccionar limpiadores y desinfectantes adecuados para patógenos específicos es crucial para eliminarlos eficazmente sin promover el desarrollo de resistencia potencial. Implica un enfoque matizado, considerando factores como el tipo de microorganismo, la superficie que se limpia y la composición del limpiador específico.
Tecnologías adjuntas
Aprovechar las tecnologías complementarias es igualmente vital al aplicar limpiadores y desinfectantes. Los pulverizadores electrostáticos, cuando se combinan con un desinfectante nebulizador aprobado por la Agencia de Protección Ambiental, ofrecen una amplia cobertura para abordar posibles lagunas en la aplicación manual. Este método avanzado garantiza un proceso de desinfección integral y eficiente, particularmente para salas de aislamiento o focos de infección en áreas públicas. Esta técnica no solo mejora la protección del limpiador sino que también reduce el tiempo de limpieza, asegurando un contacto microbiano óptimo e inactivando eficazmente los patógenos incluso en áreas de difícil acceso.
La desinfección con luz ultravioleta ofrece un método no químico para desactivar patógenos al reducir eficazmente la replicación y la infectividad de los patógenos, lo que conduce a una menor dependencia de los agentes antimicrobianos convencionales.
Los profesionales enfatizan la importancia de la luz ultravioleta, particularmente su capacidad para apuntar a superficies de alto contacto, lo que mejora las prácticas generales de higiene ambiental. La eficacia de la desinfección UV se ve afectada por varios factores, como los materiales entre la fuente de radiación y el objetivo, las condiciones microambientales y la dosis o emitancia de la radiación.
Programas de administración de antibióticos
Educar a las personas sobre las posibles consecuencias del uso indebido y la importancia del cumplimiento de las directrices puede fomentar una responsabilidad colectiva en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos. Al reconocer el papel fundamental de los limpiadores y desinfectantes adecuados, podemos salvaguardar nuestra capacidad para gestionar las infecciones de forma eficaz y contribuir al esfuerzo global para mitigar la resistencia a los antimicrobianos.
En congruencia con el imperativo de que los hospitales instituyan iniciativas de administración de antibióticos destinadas a optimizar la utilización de agentes antimicrobianos, es igualmente fundamental instituir una supervisión atenta sobre el uso de agentes de limpieza y desinfectantes en los entornos de atención médica. La aplicación indiscriminada de antibióticos y desinfectantes contribuye sustancialmente a la génesis de la RAM. Los proveedores de atención de salud pueden mitigar la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos mediante la promoción de prácticas de prescripción prudentes y la selección meticulosa de agentes de limpieza y desinfectantes.
Monitoreo y Vigilancia Ambiental
Las evaluaciones sistemáticas de los protocolos de higiene ambiental y los niveles de contaminación microbiana permiten a los hospitales discernir rápidamente las áreas que merecen atención. Esta postura proactiva facilita la implementación de intervenciones específicas, refinando así perpetuamente las estrategias de prevención de infecciones, con especial énfasis en las oportunidades para limitar las prácticas de prescripción de antimicrobianos. Esto abarca observaciones clínicas y ambientales rutinarias y documentadas de forma consensuada del personal para determinar el cumplimiento de los protocolos establecidos. 7 Es clave distinguir la microgestión de las observaciones documentadas de manera consensuada. Cuando se informa a los miembros del personal de la posibilidad de ser seleccionados para demostrar competencias, se facilita la comunicación en tiempo real, lo que permite la identificación y rectificación de deficiencias, evitando así resultados potencialmente desastrosos.
Conclusión
Una higiene ambiental eficaz influye directamente en los resultados de los pacientes. Las infecciones causadas por microbios resistentes a los medicamentos se asocian con estancias hospitalarias prolongadas, mayores costos de atención médica y mayores tasas de mortalidad. Al priorizar las prácticas de higiene ambiental, los hospitales pueden crear entornos más seguros para los pacientes, minimizando el riesgo de contraer infecciones resistentes durante su estancia.
Los hospitales deben adoptar estrategias integrales que abarquen la desinfección de superficies, la higiene de manos, la administración de antibióticos y el monitoreo continuo. Al priorizar la higiene ambiental, los centros de atención de salud pueden contribuir sustancialmente al esfuerzo global para combatir la resistencia a los antimicrobianos, salvaguardar el bienestar de los pacientes y los trabajadores de la salud y garantizar la eficacia de tratamientos antimicrobianos cruciales para las generaciones futuras.
Referencias
1. Resistencia a los antimicrobianos. 2023. Organización Mundial de la Salud. Consultado el 31 de enero de 2024. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/antimicrobianos-resistance
2. Bernatchez SF. Reducir la resistencia a los antimicrobianos practicando una mejor prevención y control de infecciones. Soy J Control de infecciones . 2023;51(9):1063-1066. doi:10.1016/j.ajic.2023.02.014
3. Banik GR, Durayb B, King C, Rashid H. Resistencia a los antimicrobianos después del uso prolongado de productos para la higiene de manos: una revisión sistemática. Farmacia (Basilea). 2022;10(1):9. doi:10.3390/farmacia10010009
4. Sheldon AT. “Resistencia a los antisépticos: ¿amenaza real o percibida? Clin Infect Dis. 2005;40(11):1650-1656. doi:10.1086/430063
5. Wittmann C, Chockley P, Singh SK, Pase L, Lieschke GJ, Grabher C. Peróxido de hidrógeno en la inflamación: mensajero, guía y asesino. Hematol avanzado. 2012;2012:541471. doi:10.1155/2012/541471
6 . Desinfección, Esterilización y Preservación. 5ª edición. Bloque SS, ed. Lippincott Williams y Wilkins; 2001.
7. Burro CJ. ¿Mejorar la limpieza y desinfección de las superficies reduce las infecciones asociadas a la atención sanitaria? Soy J Control de Infectos. 2023;41(suplemento 5):S12-S19. doi:10.1016/j.ajic.2012.12.010
Fuente: https://www.infectioncontroltoday.com/