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El agua un desafío para la salud pública

Según lo reportado por la Organización Panamericana de la salud y la Organización mundial de la salud en el año 2021  y luego de un análisis desde el año 2018 el secretario general de las Naciones Unidas hizo un llamado mundial a la acción en materia de agua eje que tomaremos en la actualidad y se enfocó en la importancia y prioridad en los sectores públicos y privados con el fin de prevenir infecciones salvar vidas y mejorar la calidad asistencial.     Luego de un análisis estadístico donde se incluyeron los parámetros básicos del programa conjunto OMS unicef de monitoreo del abastecimiento del agua El saneamiento y la higiene para evaluar y considerar los indicadores que se nombraremos a continuación, se consideró importante destacar que el 82.7% de los establecimientos de salud están conectados a red públicas y un 13% no cuenta con agua seguras según este informe, los principales hallazgos están determinados en el abastecimiento y la calidad de los servicios del agua, el saneamiento de los establecimientos de salud donde hacen referencia a las instalaciones sanitarias y las descargas de aguas residuales y pluviales, el manejo de los residuos destacando los infecciosos o patogénicos  y haremos una reflexión sobre la importancia de la higiene de manos, teniendo en cuenta la interrelación entre la importancia del agua segura y los lavabos para el  lavado de manos, motivo a resaltar es la preocupación que en el 82.5% de los establecimientos de salud existen vectores en las instalaciones Cómo pueden ser las moscas mosquitos cucarachas roedores palomas perros gatos entre otros.

Abordaremos algunas recomendaciones en los siguientes ejes:

• Promover mejoras en la infraestructura de los establecimientos de salud para atender los temas de agua, saneamiento e higiene de conformidad con las normas nacionales, y establecer las políticas, los recursos y las estrategias necesarios para mantener la infraestructura a largo plazo, como una medida preventiva para la salud.

Se debe poner el acento en los establecimientos del primer nivel de atención, en los que se registraron los valores más bajos de la evaluación, haciendo hincapié en:

» Garantizar que los sistemas de almacenamiento de agua incluyan tanques con capacidad suficiente para dos días de abastecimiento en caso de emergencia y equipos de energía de emergencia con lo cual se permita asegurar la continuidad y disponibilidad de agua las 24 horas.

» Mejorar el sistema de cloración en los sistemas de almacenamiento de agua dentro de los establecimientos de salud.

» Incrementar los servicios sanitarios operativos y los lavabos de manos.

» Asegurar el suministro de insumos básicos para la limpieza y la desinfección en los establecimientos de salud, en particular para el lavado de manos y el manejo de residuos.

» Establecer la estrategia para la descarga de las aguas residuales de los establecimientos de salud mediante un trabajo conjunto con las instituciones responsables de los servicios municipales para la planificación de sistemas de tratamiento de aguas residuales, que redundará en la reducción de los riesgos de enfermedades.

» Implementar un plan de gestión de residuos que incluya los requisitos de materiales, herramientas, recursos humanos y logística desde las etapas de separación en la fuente, la recolección, el almacenamiento final y el transporte externo, hasta el tratamiento y la disposición final de los residuos generados en los establecimientos de salud, asegurando que estos no se conviertan en un riesgo para la salud de los pacientes, el personal asistencial, los familiares y los vecinos.

» Priorizar los programas de mantenimiento de los sistemas de agua y saneamiento dentro de los establecimientos de salud, asegurando el respeto de los protocolos y la normativa correspondientes y la dotación de insumos básicos.

• Impulsar y fortalecer el desarrollo profesional de todas las personas que trabajan en los establecimientos de salud, incluido el personal médico, de enfermería, partería, administración, laboratorio y limpieza, que debería tener acceso a información actualizada sobre agua, saneamiento e higiene y prácticas de prevención y control de infecciones. Entre otros aspectos, se destaca la necesidad de capacitar a todo el personal de los establecimientos de salud (de acuerdo con su trabajo) en materia de gestión de riesgos, actividades de mantenimiento de los sistemas de agua, saneamiento e higiene, manejo de residuos, lavado de manos, limpieza y control de vectores, y el marco legal en la materia. Asimismo, se debe formar a los técnicos sanitarios en materia de salud ambiental para que puedan implementar y dar seguimiento de forma eficiente al sistema de vigilancia ambiental y de salud en los establecimientos de salud.

• Mejorar los sistemas de vigilancia ambiental y sanitaria en los establecimientos de salud mediante el monitoreo de los indicadores de agua, saneamiento y manejo de residuos, con miras a crear una base de datos confiable y determinar cada año las mejoras del sistema, para garantizar condiciones sanitarias seguras para los pacientes y los trabajadores. Los indicadores relacionados con los servicios de agua, saneamiento e higiene deben integrar procedimientos sistemáticos de recolección y análisis de datos relativos a la atención sanitaria.

• Crear políticas públicas en los países de América Latina y el Caribe. Para ello se debe:

» Ampliar la aplicación del protocolo para fortalecer los sistemas de información de los países sobre agua, saneamiento e higiene y así contar a corto plazo con evidencia regional que impulse la adopción de medidas para mejorar estos servicios en los establecimientos de salud.

» Promover el trabajo en conjunto de las instituciones que se ocupan de salud, agua, saneamiento y medio ambiente y los municipios, entre otros, para obtener compromisos que mejoren la calidad de los servicios en beneficio de los establecimientos de salud y la población.

» Considerar la formación de redes para el tratamiento y la disposición final de los residuos infecciosos que se generan en los establecimientos de salud, con la finalidad de reducir los costos de operación e inversión y garantizar una modalidad de disposición que no cause daño al medio ambiente y salvaguarde la salud de la población.

• Incluir un renglón presupuestario en el marco normativo-regulatorio de los países para el funcionamiento eficaz de los sistemas de agua, manejo de residuos, saneamiento e higiene de los establecimientos de salud.

Para Concluir 

Conocer la situación en materia de agua, saneamiento, higiene, residuos y control de vectores en los establecimientos de salud de siete países de América Latina permite contar con información básica para la toma de decisiones, crear una hoja de ruta e impulsar la adopción de medidas para mejorar estos servicios en los establecimientos de salud de la región.

Los resultados de la evaluación de los establecimientos de salud muestran de manera general que:

• 17% no tiene acceso al agua a través de una red pública;

• 54% presenta problemas de calidad del agua;

• 12% no dispone de baños operativos para los pacientes;

• 40% carece de jabón para lavarse las manos;

• 17% no clasifica los residuos generados y 15% no trata dichos residuos, y

• 92,5% tiene problemas de vectores, roedores y fauna nociva en sus instalaciones.

Con respecto al agua, si bien el porcentaje de establecimientos que tienen acceso al agua por la red pública es alto, 20,8% no recibe agua de forma continua las 24 horas del día. Los problemas relativos a la calidad del agua se deben al escaso mantenimiento de los sistemas internos de abastecimiento.

En materia de saneamiento, hay una gran brecha por cerrar, pues 57,8% de los establecimientos de salud descarga las aguas residuales en la red de alcantarillado municipal, el mantenimiento de los sistemas sanitarios es escaso o nulo y 91% descarga las aguas residuales sin tratamiento previo.

En el estudio se analizó la gestión de los residuos infecciosos, punzocortantes, anatómicos y comunes generados en los establecimientos de salud y se evidenció que en 16,4% de dichos establecimientos los residuos se mezclan en la fuente. Asimismo, la mala calidad de los sistemas de tratamiento o disposición final de estos residuos incrementa los riesgos para la salud de la población y el medio ambiente. A esto se suma que solo 57% de los municipios de los siete países estudiados dispone de rellenos sanitarios, mientras que los demás cuentan con basureros a cielo abierto, en los que terminarían los residuos generados por los establecimientos de salud.

En cuanto a la higiene y el control de vectores, se observan bajos valores de cumplimiento en los establecimientos de salud de todos los niveles de atención, debido principalmente a la falta de mantenimiento y control.

De acuerdo con los resultados de la aplicación del método del Programa Conjunto OMS/UNICEF de Monitoreo del

Abastecimiento del Agua, el Saneamiento y la Higiene en los siete países seleccionados, con los valores del protocolo, es evidente que los indicadores de saneamiento (51,7%) e higiene (49,8%) no alcanzaron la categoría de nivel básico de servicio y requieren mayor atención para alcanzar la meta de 60% para el 2022 en el marco de la Agenda 2030.

El protocolo no incluyó indicadores de limpieza, por lo que el método solo se aplicó a cuatro componentes (agua, saneamiento, higiene y residuos generados en los establecimientos de salud).


1. Abastecimiento y calidad del servicio de agua

De acuerdo con la información recopilada, 82,7% de los establecimientos de salud se abastece de agua por medio de la red pública. Sin embargo, la continuidad y la disponibilidad del servicio son motivo de preocupación porque 20,8% de los establecimientos no recibe agua las 24 horas y 60,5% garantiza su continuidad y disponibilidad mediante el uso de tanques y cisternas. También se detectaron problemas con respecto a la calidad del agua, porque solo en 53,6% de los establecimientos de salud se cumple con el valor recomendado de cloro residual dentro de los servicios de atención, debido a la falta de mantenimiento de los sistemas internos de abastecimiento de agua.

Las peores condiciones se registran en los establecimientos de salud del primer nivel de atención, que presentan bajos valores de abastecimiento, continuidad, disponibilidad y calidad del agua, teniendo en cuenta que 13% de los establecimientos de este nivel se abastece directamente de cuerpos de agua. Los estudios indicaron que 37,2% de los establecimientos del primer nivel cumple con los valores recomendados de cloro residual, en comparación con 64% y 66,8% de los establecimientos de segundo y tercer nivel, respectivamente. Si bien estas proporciones son mucho más altas con respecto al primer nivel, son todavía bajas para el tipo de establecimientos de salud de que se trata.

2. Saneamiento

La situación con respecto al saneamiento se evaluó según dos aspectos: la calidad de los servicios sanitarios y las características de la descarga de las aguas residuales. En este sentido, solo 88,2% de los establecimientos tienen servicios sanitarios operativos para los pacientes y los servicios de consulta, y esta es una necesidad básica dentro de un establecimiento de salud. En cuanto a los tipos de servicios sanitarios, 63,1% de los servicios sanitarios destinados a los pacientes cuenta con baños separados para hombres y mujeres, y solo 33,4% cuenta con baños para personas con movilidad limitada.

Con respecto a las descargas, solo 57,8% de los establecimientos de salud descarga las aguas residuales en la red de alcantarillado municipal y 23,8% utiliza tanques sépticos. Si bien estos sistemas son positivos cuando se realiza un tratamiento en la red de servicios, lamentablemente la proporción de servicios de saneamiento seguros en los países examinados es de 31,2%. Entre otros factores, esto se debe a que solo 37% de las aguas residuales se somete por lo menos a un tratamiento secundario.

Por otra parte, 5,4% de las aguas residuales se infiltra en el suelo o se descarga en cuerpos de agua, modalidades que conllevan un alto riesgo de transmisión de enfermedades. Solo 9% de los establecimientos de salud cuenta con plantas de tratamiento de aguas residuales. Aunque el valor es bajo, la opción de tener una planta de tratamiento no es la más conveniente debido a los costos que comporta para el establecimiento de salud.

Un dato alarmante es que 4,7% de los establecimientos del tercer nivel y 11,7% de los del segundo nivel todavía utilizan letrinas.

3. Drenaje pluvial

La falta de sistemas de drenaje pluvial es evidente, pues 68,3% de los establecimientos de salud cuenta con sistemas de drenaje pluvial, pero solo 63,6% de estos funciona de forma adecuada. Esta situación es un riesgo si se considera que 34,7% descarga a la vía pública y espacios abiertos, provocando un riesgo de encharcamiento en las áreas circunstantes o la acumulación de agua en objetos que podrían favorecer la proliferación de mosquitos portadores de enfermedades.

Se observa que solo 61% de los establecimientos de salud del primer nivel cuenta con sistemas de drenaje pluvial y que solo 53,5% de estos está operativo.

4. Higiene de manos

La higiene de manos requiere instalaciones operativas, insumos y personal capacitado con protocolos adecuados para su práctica en los servicios higiénicos.

El estudio presenta evidencia sobre la necesidad de mejorar las instalaciones de lavado de manos, pues a pesar de que 88,5% de los establecimientos de salud tiene lavabos en los servicios, solo 79,6% están operativos y 59,5% tiene jabón en los lavamanos. En estas condiciones no se garantiza la limpieza de las manos por parte del personal de atención y los pacientes, un aspecto fundamental si se tiene en cuenta que la relación entre la higiene de las manos y las infecciones asociadas a la atención médica y asistencial está confirmada.

Una vez más, las peores condiciones se observan en los establecimientos de salud del primer nivel de atención. Los valores más bajos corresponden al indicador del uso de jabón, que varía entre 53,5% en el primer nivel y 69,8% en el tercero.

5. Residuos

El manejo de los residuos infecciosos generados en los establecimientos de salud presenta diversos aspectos que constituyen un riesgo dentro de las instalaciones. Uno de ellos es la mezcla de los residuos en la fuente, pues al mezclarse los residuos comunes con los infecciosos se genera una mayor cantidad de residuos infecciosos. Esto determina la necesidad de una mayor capacidad instalada, no solo del sistema de almacenamiento final, sino también de los sistemas de transporte, tratamiento o disposición final. Esto ocurre a pesar de que 83,6% de los establecimientos clasifica sus residuos, porque hay normas que lo exigen, pero estas no son claras y a menudo pueden generar confusión y errores.

Otro aspecto que cabe destacar es el tratamiento de los residuos infecciosos. Si bien 85,5% de los establecimientos de salud trata este tipo de residuos, 37,9% lo hace de forma interna y 54% de forma externa, es decir que el mayor porcentaje se realiza fuera de los establecimientos. En el tratamiento interno predomina el uso del autoclave (26,6%, comparación con 21% en el caso del tratamiento externo), mientras que, por el contrario, en el tratamiento externo predomina el uso del incinerador (31,1%, en comparación con 18,4% dentro de los establecimientos). En cuanto a la disposición final, 14,5% de los establecimientos de salud transporta sus residuos infecciosos a sitios de disposición final, de los cuales 19% corresponde a basureros y 15% a la incineración a cielo abierto.

En todos los indicadores se evidencia que la peor situación se encuentra en el primer nivel de atención. Sin embargo, es importante destacar que los porcentajes son similares en los tres niveles con respecto al tipo de tratamiento interno, en el que predomina el uso de autoclave (entre 27,3% y 29,1%) en comparación con el incinerador. Aunque en el caso del tratamiento externo predomina el uso de incinerador, los porcentajes más altos corresponden al segundo (48,6%) y al tercer nivel (55,3%). En relación con la disposición final, el mayor uso de los basureros a cielo abierto para disponer de los residuos se registra en el primer nivel (26%).

6. Control de vectores, roedores y fauna nociva

Un motivo de preocupación es que 92,5% de los establecimientos de salud tiene problemas de vectores en sus instalaciones, principalmente debido a la presencia de mosquitos, moscas, cucarachas, roedores, garrapatas, palomas, perros y gatos, entre otros. Los mayores porcentajes corresponden a las moscas (51,9%) y los mosquitos (58,6%). Esto evidencia la falta de limpieza y de un control eficiente, a pesar de que 64,2% de los establecimientos de los siete países estudiados realiza programas de control de vectores y roedores, y 66,5% recibe el servicio más de una vez al año.

Asimismo, pone de relieve la falta de planificación para erradicar este grave problema que pone en riesgo la salud. No se encontró evidencia de que en los programas se incluya el control de fauna nociva, como perros, gatos y palomas.

Con respecto a los niveles de atención, se observa que los mayores porcentajes de problemas con vectores y, al mismo tiempo, de implementación de programas de control (79,1%) se registran en el tercer nivel. Esto evidencia que las medidas adoptadas para el control de vectores no son eficaces.

7. Capacitación y concientización

La falta de capacitación y concientización efectiva con respecto a la importancia del lavado de manos, la limpieza de los hospitales y la separación de los residuos en la fuente resulta evidente en los bajos valores encontrados en varios de los indicadores. Además de implementar programas de capacitación, es necesario contar con la evidencia de que el personal fue evaluado, un segundo paso que no se suele dar en los establecimientos de salud.

8. Mantenimiento

La falta de programas de mantenimiento de los sistemas de abastecimiento y cloración del agua, los sistemas de servicios sanitarios (incluidos los sistemas de tratamiento o descarga de aguas residuales), y la infraestructura para la higiene de manos y el manejo de residuos evidencian los bajos niveles de operatividad de los sistemas y ponen en riesgo al personal médico y asistencial, los pacientes y sus familiares.

9. Falta de información y sistema de vigilancia

Los sistemas de vigilancia de que disponen los ministerios de salud no incluyen indicadores de agua, saneamiento y residuos, aunque sí incluyen los aspectos de lavado de manos y limpieza de los hospitales. Los países que cuentan con información sobre algunos de los indicadores son escasos. La carencia de datos dificulta la tarea de comprender las necesidades y darles respuesta, elaborar y presupuestar planes de mejora, y formular políticas públicas para mejorar las condiciones de los establecimientos de salud en materia de agua, saneamiento, higiene y residuos en la región.


Fuente: 

https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/55708/9789275324653_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

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